Delitos y sus perfiles en redes sociales.
- Elizabeth Ch. A.

- 7 abr 2022
- 2 Min. de lectura
Es una realidad que todo se encuentra digitalizado, hoy podemos hacer pagos y registros vía web que antes hubiesen sido impensables, hemos encontrado la forma casi segura de autenticar nuestra identidad sin que sea necesario ir físicamente hasta un punto.
Así mismo, los delitos conducidos por mentes criminales ingeniosas han hallado formas de mezclarse en esa cotidianidad digital, el hurto, la estafa, el narcotráfico e incluso el lavado de activos, se esconden tras los rostros de jóvenes, que son solo eso, representantes, instrumentos de una realidad que ha vivido el país por años.
Es necesario recordar un poco la guerra, la reputación bien ganada acerca del narcotráfico, los altos índices de pobreza y los altísimos niveles de corrupción en todas las esferas del gobierno, solo para no olvidar que la crisis mal manejada de una nación no solo desaparece, muta.
En la década de los 80s y 90s el país se enfrentó al terror de los grandes carteles de droga, dos décadas después, pese a los recursos del Plan Colombia, las autoridades seguían en la lucha contra un narcotráfico transformado que se reproducía a menor escala dejando para el consumo interno 70% de lo producido. Hoy, las autoridades tienen la tarea de enfrentarse no solo a la presencia física del tráfico y microtráfico, sino que su presencia en línea se robustece dando lugar, a quienes operan, para crear canales de gestión, representación y distribución “seguros”.
Los vacíos legales, la falta de regulación, la inexistencia de una veeduría ha permitido que los mercados digitales, que aún son informales, sean cooptados por la criminalidad y el lavado de activos se hace también presente. Ya es común ver imágenes de gastos exuberantes de quienes dedican su vida a las redes sociales, sabemos que es un mercado que te permite ganar mucho dinero, y lejos de pretender generalizar, la creciente ola de procesos y vinculaciones irregulares de creadores de contenido en toda Latinoamérica debería ser estudiada como algo más que simples hechos aislados.
Internet y las redes sociales han sido una forma de ampliar el campo de acción de múltiples delitos; su gratuidad, su fácil acceso, el amplio alcance que, ha permitido la adición de nuevos adeptos y ha significado una herramienta invaluable para establecer vínculos con el público mejorando su imagen ante la sociedad e incluso hay quienes ven en el contenido expuesto una oportunidad de ascender socialmente.
Frente a lo anterior es una urgencia que, a partir de la experiencia de otras naciones, sean evaluadas por el legislador todas las posibilidades que nos permitan no solo enfrentar de manera transitoria esta problemática, sino mantener un mecanismo de control eficaz y constante que, en lo posible, se actualice al ritmo de los nuevos fenómenos digitales.
Los grupos criminales seguirán buscando y encontrando la forma de reinventarse y rebuscar una solución a cualquier regulación que merme sus intereses, no obstante, la diferencia radicará en la previsión inicial, hoy las redes sociales pueden ser un mecanismo de cooperación si compañías, Estado y ciudadanía unimos fuerzas.







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