top of page

Del polvo y las raíces.

Estoy sentada mirando mi cuarto desordenado y hay un línea delgada de minutos que aleja el orden del desorden, una línea similar a la que separa el presente del futuro.

Me pregunto en qué momento estas paredes se hicieron mi hogar, pasaron de ser escape a convertirse en mi vista al despertar, al mirar hacia atrás, recuerdo lo mucho que me costó decir que aquí habitaba y esta es mi constante.

Lo descubrí mi sitio de a poquito, colonizando rincones llenos de polvo que yo desconocía, la primera vez que noté que me sentía como en casa fue limpiando, esas semanas, cada que limpiaba descubría un lugar nuevo que el mugre había habitado, que requería limpieza, atención y cuidado. Fue así, limpiando. Qué sentí el primer atisbo de raíces.

Luego me encontré sumida en mis pensamientos, completamente distraída e indefensa, cómo jamás me permito estar cuando me encuentro lejos de casa. Al volver de mis diálogos internos me doy cuenta que, estoy aquí, en el mismo sitio que hace unos meses se sentía tan lejano e impersonal.

Ahora, miro los objetos de esta habitación atestados de recuerdos, hasta de lo que no está nombrado cuelgan los vestigios de alguna risa o una lágrima. Así que, sin permitirle el paso al remordimiento me he mirando al espejo y he reconocido que no solo las personas son un hogar.


ree

Comentarios


©2022 por La chica del balcón de al lado. Creada con Wix.com

bottom of page